CLICK HERE FOR BLOGGER TEMPLATES AND MYSPACE LAYOUTS

viernes, 7 de mayo de 2010

Agnus Dei (Cap. I)


Capítulo I

Agnus sanguinis



Exhausto y casi sin fuerzas tras la carrera, David consiguió a duras penas abrir el portalón de la iglesia. Se detuvo ante la atmósfera fría y desolada del antiguo edificio que, a la luz tamizada de la tarde, parecía que esperara a alguien para envolverlo con el eco de la soledad que transmitía.

El niño, de tan sólo siete años, no comprendía muy bien a lo que iba, aunque en lo más profundo lo temía.

-¡Ve a buscar al cura, rápido! –le había casi gritado la madre desesperada junto a la cama donde yacía su padre enfermo desde hacía varios meses. ¿Por qué no al médico? ¿Por qué al cura? Era difícil comprender a los mayores a veces, aunque en esta ocasión, aun sin entenderlo, lo intuía.

Papá se muere.

Se adentró lentamente en la iglesia vacía. A las cuatro de la tarde y con la lluvia fina que caía era difícil que alguien estuviera allí. Mientras caminaba por entre los bancos intentaba atar los cabos de por qué cuando alguien se está muriendo necesita a un sacerdote. Nunca antes había oído hablar de extrema unción, pero sabía de lo que ocurría en los pueblos como el suyo: cada acto de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, estaba siempre acompañado de la figura de aquel hombre que conocía desde que tenía uso de razón

-¡Padre Damián! –gritó. Las paredes y techos reverberaron durante unos instantes con la voz cristalina del niño. –Padre Damián, ¿está usted ahí?

David se quedó oyéndose a sí mismo, pero no obtuvo respuesta, de modo que siguió avanzando por la iglesia hasta alcanzar el altar. Allí intentó volver a llamar al cura, pero descubrió la puerta de la sacristía entreabierta y se acercó con lentitud hacia ella. Terminó de abrirla y un olor extraño le invadió el olfato. Era una mezcla entre el polvo acumulado de años y algo que no conseguía recordar. Intrigado, se quedó pensando y por un momento olvidó el motivo por el que había llegado hasta allí.

De repente se le vino a la memoria una de esas fiestas que hacían algunas veces los vecinos. Todos bebían vino mientras se oían los gritos del animal al que estaban degollando. Él no podía mirar. Esos gemidos eran como los de un recién nacido y lo hacían estremecerse hasta que por fin se callaban. Entonces todos volvían más contentos con el animal inerte y un barreño.

El olor de la sacristía era como el olor de la sangre del cordero. David dio un paso atrás.

-Padre Damián –esta vez su voz era casi un susurro y comprendió que no tenía sentido hacerlo así. Si no había oído los gritos iba a ser imposible que lo escuchara susurrar. Recordó el motivo de su carrera, se armó de valor y entró en la sacristía.

A pesar del desorden y el polvo, la estancia no parecía distinta a la única vez anterior que había estado allí, cuando con otros niños se coló para intentar descubrir qué se escondía en aquel misterioso cuarto del que salían el cura y los monaguillos. Había libros viejos por todas partes y una percha de la que colgaban las vestiduras del sacerdote pulcramente planchadas y limpias. Los papeles estaban desperdigados por todas partes y sobre la mesa había una pila de cartas que parecían antiguas. Todo daba la impresión de estar igual, pero el olor era distinto. Muy distinto.

Por mucho que intentaba aguzar el oído, David, no conseguía escuchar a nadie. No se oían pasos, no se oía una tos, una respiración o a alguien musitando una oración. El silencio era sepulcral.

Dio la vuelta a la enorme mesa para acercarse a la puerta que conducía más adentro. El olor le golpeó esta vez tan fuertemente que tuvo que volverse de inmediato. Intentó llamar al sacerdote de nuevo, pero la voz no le salía de la garganta. No lo dudó más y rodeó deprisa la mesa. Ahora tenía que saber lo que ocurría allí.

Lo que vio se quedaría grabado en sus retinas para el resto de su vida.

sábado, 28 de marzo de 2009

Relatos Vampíricos. (Cap 6)


Me quedé mirando atentamente el papel clavado, con un cuchillo ensangrentado. Al cabo de unos segundos decidí arrancar el papel y leerlo...

"He sido yo"...

- ¿He sido yo? - pensé...aquello no era muy tranquilizador y desde luego, no me dejaba nada claro respecto a la naturaleza del por qué de esta absurda frase. Hice una pelota con el papel, la tiré al suelo y me dirijí a casa de Jack lo más rápido que pude. Una rara sensación de angustia invadia mis adentros y en un primer momento pensé que era por lo que se avecinaba, pero no...era algo más. alguna rara e inesperada sensación de que algo malo iba a pasar. Y yo pensaba en Sandra, relacionándola con dicha sensación...no me perdonaría jamás que a ella le pasara algo malo. Siempre la cuidaría...siempre...es curioso ver como las cosas cambian en pocas horas...pocos días...en un suspiro...el perder es algo a lo que me he acostumbrado y ese perder se ha convertido poco a poco en mi amigo. La gente paseaba por la calle tranquila y relajadamente, ajena al mundo que les rodea, ajena a la realidad. Mejor así, siempre es mejor creer que eres feliz a saber que no lo eres. Por lo menos ahora lo veo así...subí al cuchitril de Jack...

- Ey Ángel, estoy terminando de preparar todo, veamos...

Armas, balas, estacas, nuestros puños, nuestra cabeza...estaba todo, todo preparado para la cacería de ese maldito bastardo. Lucio llegó en pocos minutos, justo antes de que Jack y yo saliéramos...

- Bien, hoy puede que sea una de las noches mas importantes de nuestra existencia. Un loco anda suelto y tenemos que darle caza usando la ventaja de que irá donde quedó con Ángel. No quiero que perdamos más tiempo, sois los únicos que quedaís, sois la esperanza de que todo lo que hemos creado siga adelante y hacer de este mundo algo mejor. Bien, Ángel esperará en el árbol frente a la casa de Sandra, Jack estará esperando el momento más álgido de distracción de Kain para atacarle por la espalda. Es muy cobarde, pero me temo que si no es así no habrá ninguna posibilidad...

- Bien, vamos - dije impacientemente, pues quedaba poco tiempo para que Kain apareciese por casa de Sandra. LLegamos allí en pocos minutos. Subí al árbol y me asomé por la ventana...Sandra no estaba, aún estaría fuera, o quizás volviendo de trabajar. Aún seguía esa sensación de angustia dentro de mi, y eso no me tranquilizaba demasiado. El sonido del viento cambió, mi boca estaba más seca de lo normal y un susurro atronador se acercaba, y no pasaron más de 5 segundos cuando volví la cabeza y una enorme masa de carne con forma de hombre se elevaba ante mi. Era Kain, claro...Me miró de una manera que a otros hubiera matado con solo cruzarse las miradas, pero yo mantuve el tipo...

- Bien - dijo Kain - tal y como esperaba estás aquí, y veo que después de todo eres un tio listo. No te arrepentirás de esto. Seremos los amos de toda esta ciudad, con todo lo que viene después. No tendrás que morir inutilmente...
- Te recuerdo que ya estoy muerto Kain, pero, ¿acaso tengo alternativa?...no puede seguir, Jack saltó de su escondite y con un salto enorme se acercaba increiblemente rápido hacia las espaldas de Kain con una estaca, dispuesto a clavársela en su maldito corazón. Todo iba bien, Kain no se percató de nada, o eso parecia, ya que a unos milímetros del encontronazo,Kain estiró su brazo derecho y agarró a Jack por el cuello justo antes de que llegara a él.

- ¡¡¡ Mierda !!! - gritó Jack, y sin tiempo a decir nada más, Kain lo lanzó por los aires, dirección hacia una señal de tráfico rota...Si algo o alguien no lo frenaba iba a moror atravesado por la señal. Entonces aproveché el momento para patear el abdomen de Kain con todas mis fuerzas y cayó hacia el suelo. Al quedar libre salté fieramente hacia Jack...tenía que empujarle y desviarle de la señal o moriria...
- ¡¡¡¡¡Jaaaaaaaaaaaack!!!!! - la angustia me alteró la conciencia y una rabia fuera de lo común emergió de mi. LLegué justo a tiempo para empujar a Jack, el cual salió despedido hacia un coche. El daño sería tremendo,pero la muerte tendría que esperar. Caí al suelo y me llené de arañazos. Al levantar la mirada, vi de repente a Sandra plantada en el suelo, anonadada por lo que estaba viendo. Rápidamente vi que Kain no estaba donde cayó...y de repente, un grito...
- ¡¡¡¡Nooooo!!! - era Sandra, la cual fue capturada por Kain...
- ¡¡Suéltala!!! - grité - ¡¡te mataré si la haces algo!!.
- Ja!, ¿en serio? - dijo Kain - has cometido el mayor error de tu vida, y ahora ella verá como morirás, ¡¡a él!!.

En cuestión de segundos la zona se llenó de vampiros armados con estacas, eran montones de ellos. Se lanzaron hacia mi una buena manada de ellos pero antes de que llegaran hacia mi, Jack me devolvió el favor...Las balas cubrieron el cielo y montones de vampiros empezaron a caer al suelo, fulminados por las armas de Jeanette...

- ¡¡Vamos Ángel, apártate y toma!! - Jack me lanzó una de las armas y al hacerme con ella empezamos a disparar como locos, y la sangre empezó a teñir el suelo. Las partes de los cuerpos se desmembraban entre gritos de dolor y al mismo tiempo desaparecían fulminados. Pero nada es eterno y las balas se acabaron antes de lo esperado. Todos los vampiros restantes al tiroteo sonrieron fieramente. Jack y yo sacamos dos estacas y nos preparamos para el cuerpo a cuerpo...

- Vamos, vamos, venir - retaba a todos, los cuales no tardaron en lanzarse hacia mi provocación, rabiosos, con ganas de sangre, sin pudor por terminar con nosotros tan pronto como fuera posible...pero no se lo íbamos a poner fácil. Nuestras estacas chocaban con las suyas, y nuestra rapidez les superaba fugazmente. La lucha era tensa, cruel, despiadada. Los gritos de rabia de Jack y mios invadian el ambiente frente a los gritos de dolor de los que iban muriendo y desapareciendo. No teníamos compasión. Partíamos huesos, arrancábamos ojos, desmembrábamos cuerpos, y la sangre no dejaba de brotar y nuestros cuerpos, magullados por el combate, se movían tan rápidamente que casi no se nos podía ver. Y por el rabillo del ojo veía a Kain mirando atentamente todo, con tez sorprendida. Creo que no se esperaba que Jack y yo fuéramos tan hijos de puta. Continuaba con Sandra cogida, pero ya llegaría su turno, ya...

Pasaron los minutos y Jack y yo nos quedamos solos. El primer combate había terminado, y nuestra victoria se hacía palpable frente a nuestros cuerpos arañados. JAck y yo nos miramos y nos salió una risa perversa. EL vencer nos gustaba, y también nos gustaba ver a Kain perplejo ante tal actuación. Vimos a Lucio salir de su escondite y se acercó lentamente hacia nosotros. Su mirada y la de Kain se cruzaron...que extraño. Portaba un fusil, suponía que para preparar el combate que los 3 tendríamos que librar contra Kain, pero que equivocados estábamos. En cuestión de segundos comenzó a dispararnos a Jack y a mi, y nuestros cuerpos empezaron a ser atravesados por las balas que increiblemente Lucio disparaba contra nosotros. Caimos al suelo, la muerte se nos acercó, pero ninguna de las balas penetró nuestro corazón. Pero no podíamos movernos, nuestras piernas estaban agujereadas...Lucio se acercó, y mientras Kain se alejaba nos dijo...

- He sido yo.

CONTINUARÁ

sábado, 21 de marzo de 2009

Relatos Vampíricos (Cap 5)


Al colgar el teléfono, Sandra me miraba con cierta curiosidad a la expresión de mi rostro...algo habia pasado, y por el tono de voz de Jack, eso no indicaba nada bueno, más bien todo lo contrario. Miré por la ventana y un viento huracanado habia comenzado a invadir el ambiente. Pero nada de eso me importaba, mi muerta piel no sentiria nada de eso, mis muertos huesos no responderian a ese tipo de impulsos y mi muerta cabeza solo tenia lugar para ella y para lo que Jack debía contarme. Estaba harto, harto de tener siempre esta sensación tan incómoda de saber que no sirvo absolutamente para nada, harto de estar siempre corriendo y sobre todo, harto de tener que buscar mi alimento en seres tan asquerosos como las ratas, al no querer beber sangre humana. Soy un vampiro, sí, pero eso no me da derecho a morder a nadie para mi propio bien. Por eso no paso.

- Tengo sed, Sandra, si me quedo aquí mucho tiempo más, quizás me abalance sobre tí, mañana a la noche nos vemos...
- Adiós Ángel - respondió ella.

Salí por la ventana y me dispuse a correr, pero la sed no me apretaba tanto y decidí caminar para aclarar un poco las ideas. Para colmó comenzó a llover... Tenía la cabeza hecha un bombo y quizás la lluvia me hiciera pensar con claridad. Con toda la claridad con la que pudiera pensar un muerto, claro está...

LLegué al tejado de la primera cita con Lucio y allí estaba Jack, empapado...

- Ángel, ven, no perdamos tiempo, sígueme, tengo que enseñártelo antes de decirte nada.
Hice un gesto con la cabeza y empezamos a saltar de azotea en azotea hasta llegar a un viejo almacén abandonado, al parecer, refugio de todos los vampiros a los que Lucio intentaba reclutar para unos buenos fines. La sangre devoraba todo el almacén, y por lo que veía, ese almacén habia sido testigo de algún tipo de masacre...

- ¿ Qué es esto? - pregunté impaciente.
- ¿Esto?, esto es una mierda Ángel. Todos los miembros del grupo de Lucio, todos muertos. Kaín ha venido, y como si nada les ha matado... Me ha dejado con vida para pedirme que te llamara y te dijera que no faltes a tu cita con él esta noche...¿de qué hablaba Ángel?.

Le conté toda la historia y no dudó de mi palabra en ningún momento. Escuchó pacientemente todo hasta que terminé...

- Joder, menuda mierda tio, ¿ ahora que hacemos ? - dijo Jack.
- No, sé, creo que lo mejor será buscar a Lucio y contarle todo, él sabrá qué hacer...

Lucio apareció en ese mismo momento con la mirada apagada y la tez más palida de lo habitual.

- Chicos, esto es una tragedia, sólo quedamos nosotros...Ángel...me he enterado de tu encontronazo con Kaín y...hay que tenderle una trampa o moriremos todos. Tengo entendido que Kaín quiere verte mañana a la noche para que te unas a él y tú has aceptado bajo amenaza. Usaremos eso en ventaja para que Jack le ataque mientras habla contigo Ángel. Deberia funcionar si le pillamos desprevenido. Pronto va a amanecer, deberíais iros a vuestras camas.

- Sí, yo me voy a mi cuchitril - dije con voz irónica. Hasta mañana, os espero, mataremos a ese desgraciado y yo podré volver a seguir vagando sin rumbo hacia ninguna parte.
- Ja!, muy cierto... - balbuceó Jack y después desaparecimos.

El plan era bueno, atacar a Kain desprevenido, sonaba un poco cobarde, pero al parecer era la única opción que teníamos frente a ese tio...Entré en un callejón hacia el bar Luna LLena, regentado por Lía, una pequeña vampiresa guapa y con buenas maneras, pero muy inocente. Me cae bien. Por el camino, me alimenté de un par de ratas que pululaban por allí. Al entrar al bar una música Rock sonaba por todos los altavoces del local, el rock me resucitaba... un buen elenco de vampiros estaba allí, y yo sin decir nada a nadie me acerqué a Lía...

- Vaya Ángel, tienes peor pinta que de costumbre, ¿ qué ha pasado ?- dijo ella, tan inocente como siempre.
- La noche no me sienta bien, y ser un vampiro, peor aún, ponme un cerveza por favor. Este sabor a sangre me da cada día mas asco. Por cierto, ¿ donde está Jeanette ?.

Jeanette era la hermana de Lía, una vampiresa tremendamente seductora, pero vacía por dentro. Teníaun gran almacén de armas bajo el local y ella solía llevar sus "finanzas" allí abajo.

- Está abajo, ve a verla si quieres pedirla algo, sabes que a ti no te dirá que no... - me dijo Lía-
- Gracias pequeña, creo que cuanto menos sepas de todo lo que va a pasar, mejor, te contaré todo cuando todo acabe ¿ vale?. Por el momento, dejémoslo así, nos vemos.

Bajé al almacén de Jeanette y allí estaba ella, vestida con algo excesivamente corto y provocativo.
- ¡¡¡Ángel!!!, vaya, curioso encontrarte aquí... Jeanette se soprendió al verme...
- Hola Jeanette, te necesito, quisiera dos m4 con cargadores de 150 balas, mañana se avecina algo gordo y debemos solucionarlo con todo lo que sea posible. También necesitaré estacas
- Claro cariño, en un momento te preparo todo, se dónde vais a ir y lo que vais a hacer. Yo lo se todo ¿sabes? - Dijo ella riendo.
Metió todo lo que le pedí en una mochila para que nadie supiera lo que me llevaba...
- GRacias Jeanette, volveré en cuanto pueda. Quizás con todo esto me hayas salvado la vida.

Salí del almacén y me despedí de Lía en el bar. Caminé hasta mi "casa", me senté en la cama y comprobé todo lo que Jeanette me había guardado en la mochila. Todo correcto. Me desnudé y me tumbé, el Sol estaba saliendo y me dispuse a dormir, pero mi cabeza no estaba por la labor.Bajé las persianas y la oscuridad volvía a invadirme, invadía hasta mi corazón. Hace tiempo que no veo la luz, pero no la echo de menos, ya no. Sólo quiero terminar con esto y descansar... No pocas veces se me había pasado por la cabeza el atravesarme el corazón con una estaca de madera y acabar con todo, pero Sandra hacia que terminará por echarme atrás. Sólo el pensarla me hacia vivir un poquito más dentro de mi muerte. Pero todo es tan difícil... Mis manos no dejaban huellas en ningún lado, mi aliento no hacía vaho en ningún cristal. Mi pecho no se contraía con ningún latir de corazón... todo está apagado dentro de mi. Las noches me invaden pero poco a poco se me van quedando pequeñas, vacías, sin nada que decirme, sin nada que ofrecerme, sólo oscuridad y la luz de las farolas intentaban guiarme ante tanta oscuridad, pero no era suficiente. Mi sed, casi contínua me recordaba todo el tiempo en lo que me he convertid, y en lo que seré para toda la eternidad. Mi rumbo será errante siempre, y mis pies se moverían única y exclusivamente para alimentarme de sangre...

Con mucha paciencia esperé tumbado a que cayera la noche y llegó a hurtadillas. Me levanté, me vestí y subí las persianas...la noche había llegado y con ella, muchas cosas por hacer. Eché mi mochila a mi espalda para salir hacia el cuchitril de Jack para entregarle las armas, pero al abrir la puerta, un papel con algo escrito aparecía clavado en mi puerta con un puñal...

CONTINUARÁ...

Relatos Vampíricos (Cap 4)


La lluvia dejó de caer muy lentamente, y el sonido de un último resquicio del enfado de la Tierra se hizo notar por un último relámpago. Después, sólo la noche caia sobre nosotros, aunque sin estrellas. Hubo unos segundos de silencio. Mi cansancio se hacia notar, mis manos querrian acabar con ese tipo de una vez por todas, pero tenía agarrada a mi vida por el cuello, y yo me sentia impotente al fin y al cabo. Y mi ojo no dejaba de sangrar. pero me quedaba el consuelo de que el suyo tampoco. En la cara de ella se podia notar el miedo provocado por la simple presencia de Kain, y por otro lado, el dolor que sus manos producian ante la presión de las manos de Kain...

- ¿ Tú quieres proponerme algo? Has venido a matarme, desgraciado...¿qué narices quieres?- dije enfadado.
- Creo que no tienes elección, ya que si yo me fuera ahora mismo, sabría volver, y lo mejor de todo es que sabría cómo hacerte daño y donde.
- ¿ No te duele el ojo, Kain? - pregunté con aires de superioridad.
- Creo que deberías saber que no estoy bromeando, y supongo que no quieres ver la cabeza de esta chica desparramada en el suelo, ¿verdad?.
- Suéltala, despúes te escucharé...

Kain no dudo ni un minuto y soltó a la chica. De un salto se puso en el suelo y se acercó a mi. Era realmente enorme. En su vida tuvo que ser un practicanete de Halterofilia o algo así.

- Si Lucio ha ido en tu busca para proponerte aquello que te propuso, no he de despreciar la idea de querer que te unas a mi. Eres listo, y fuerte, tú y yo, mano a mano, podríamos hacernos con esta ciudad y quien sabe si algo más en un futuro. Puedo deshacerme de ti en un momento, o puedo intentar reclutarte para fines beneficiosos para los dos. Por un lado la chica vivirá, y por otro tu podrias ser un vampiro poderoso a mi lado. O la chica o yo, Ángel.

- ¿Tengo elección?- pregunté algo deprimido.
- Sabía que lo entenderias, Mañana a la noche volveré aquí. Si no estás, mataré a la chica.

Kain desapareció sin decir nada más. Ella se quedó mirándome. Subí lentamente y la pregunté...

- ¿Estás bien?.
- Creo que sí...- se la notaba asustada.
- ¿Puedo entrar?.
- Sí, entra, hay que curar esa herida.

Sacó un pequeño botiquín de un armario y al volver empezó a curar mi herida. Sanaría sóla en pocos minutos, pero no la dije nada, Agradecí el detalle...

- Gracias Sandra - así se llama ella - jamás hubiese querido que te dieras cuenta que te observo desde ese árbol. Y menos de la manera en que ha ocurrido todo. De verdad que no lo queria así. Pero no puedo evitar venir a verte. Siempre juré protegerte, y tengo la necesidad de venir aquí todas las noches a ver que todo marcha bien, no sin despúes maldecirme a mi mismo por ser lo que soy ahora, y no estar a tu lado. Me pediste que no volviera... lo siento...

- Ángel...esto tampoco es fácil para mi. Yo, estaba enamorada de tí, pero esto es imposible, las cosas han cambiado. Tú...tú eres un vampiro, vivirás eternamente, te mueres si no bebes sangre y la luz del Sol te mata. Esperaba que entendieras que así no podemos estar juntos. Mira el cielo, no hay estrellas. En realidad todas se fueron cuando te pedí que te marchases. Espero que algún día vuelvan y me iluminen un poquito, pero no será a tu lado ¿entiendes ?.

Tenia toda la razón, no podía seguir así, llevaba demasiado tiempo atormentándome por aquella noche en el que una prostituta se cruzó en mi camino y me mordió.

- Desapareceré Sandra. No volveré por aquí. Pero quiero que sepas que huelo tu sangre y si estás en peligro vendré sin dudarlo. Mañana a la noche será la última vez que me veas. Aceptaré la proposición de Kain y...

De repente, sonó mi móvil...

- ¿Quién es ?.
- Ángel, soy Jack...¿recuerdas la conversación en aquel tejado? Ha pasado algo, ven en cuanto puedas...date prisa.

CONTINUARÁ...

Relatos Vampíricos (Cap 3)


Intenté levantarme rápidamente, pero una astilla del armario se clavó en uno de mis ojos cuando choqué contra él. No supe de donde vino aquel puñetazo y levantando la mirada rápidamente distinguí una sombra dentro de la habitación. Una preciosa chica me miraba atentamente y sorprendida, sin mover ni un dedo, pálida, inerte, queriendo salir corriendo pero inmóvil al verme entre un montón de madera sangrando por un ojo. Crucé mi mirada con la suya...

- No ha sido mi intención entrar aquí, y mucho menos así. ¿ Quién ha sido ?.
- ¿Quién ha sido qué, Angel ?- dijo ella más sorprendida aún - ¿Qué ha pasado ? ¿ Qué haces aquí?.

Eché un vistazo a toda la habitación. Aún seguía sin saber lo que había pasado con certeza. Y al terminar de echar la última mirada, la figura de un hombre que más bien parecia el mismo armario contra el que acababa de chocar me agarro del cuello casi sin darme tiempo a reaccionar, lanzándome fuera de la casa de un empujón, estrellándome contra el mismo árbol en el que estuve apoyado mirando a aquella chica. El golpe me hizo tambalearme y una vez más, aquel hombre me volvió a coger del cuello y me apoyó en la copa del árbol.

- No te conozco, nunca te he olido, nadie te ha nombrado jamás, pero nada me hace a mi oídos sordos y he escuchado aquella conversación que has tenido con Lucio. Así que un equipo de vampiros eh? ¿ Por qué a tí ? ¿ Tienes algo de especial, chico ?

Aquella voz era lo más parecido a algún tipo de ácido cayendo sobre un clavo oxidado, me tenía bien agarrado, no podía moverme, sólo para gesticular alguna palabra.

- ¿ Quién eres tú ? Yo no soy nada...- contesté a esa pregunta...
- Yo soy el primer vampiro que jamás existió. Soy Kaín y pegátelo en la cabeza chico, porque será el último nombre que escuches en tu no vida... no eres inmortal, eres simplemente un vampiro, yo soy mucho más.

Mientras decía todo aquello, cuidadosamente arranqué una rama pintiaguda del árbol mientras por encima del hombro de Kaín observé a ella mirando perpleja toda la escena. No daba crédito a lo que veía...

- Seguramente hayas escuchado todas esas historias sobre Drácula, que él fue el primer vampiro de toda la historia... Pues ¿sabes qué? Yo mismo maté a ese miserable vampiro, y toda su esencia corre por mis venas. Además...

No le dejé continuar, clavé la rama arrancada en uno de sus ojos y con un gran alarido me soltó el cuello y caí al suelo. Al incorporarme, vi como se retorcía de dolor.

- ¡¡Empate!!- le grité con un aire chulesco desde el suelo. Pero mi chulería duró poco, ya que cuando él reaccionó, miró a la chica y se lanzó contra ella.

- ¡¡¡Angel!!!- gritó cuando vió aquella enorme mole que era Kaín. Intenté detenerle pero su cuerpo era una piedra y cuando salté para placarle, el golpe fue tan fuerte que me devolvió abajo y me dejó tambaleando...Al mirar arriba, Kaín la tenía cogida por el cuello.

- ¡¡ No !!- grité- suéltala y baja a por mi!.
- Creo que no estabas aquí esta noche mirándola a ella por nada. Intuyo que hay algo más, un sentimiento de por medio. Y lo sabré con certeza cuando ella muera...

Mi muerto corazón no latía, dejó hace mucho de latir. La lluvia me golpeaba todo mi empapado cuerpo sin piedad. Mis músculos se notaban entumecidos y mi cuerpo dolorido por los golpes. Mi ojo no dejaba de sangrar y mis piernas temblaban, conscientes del peligro que suponia Kaín con ella cogida por el cuello. Era la primera vez que veía a ese ser, pero ya era capaz de saber con certeza que no dudaría en matarla para conseguir algo que de momento, no sabía qué...

- ¿Qué quieres Kaín?- pregunté.
- Quiero que abandones la asquerosa idea de plantarles cara a los demás vampiro tú y tu montón de escoria chupasangre. Yo he venido a plantearte algo muy diferente de lo cual tendrás que aceptar si no quieres ver a esta preciosidad morir lentamente...

CONTINUARÁ...

Relatos Vampíricos (Cap 2)


La lluvia se acentuó nada más terminar ese comentario, y los pelos de mis brazos empezaron a erizarse...y eso a esas alturas no sabía si podía ser bueno o malo, aunque viendo mi situación actual...¿ podría pasar algo peor?. Intenté no vacilar...

- ¿Algo que proponerme?, se que eres un pez gordo en este mundillo, por lo tanto, ¿tú necesitas proponerme algo?, perdona mi insolencia pero...suena interesante, te escucho...

El tipo se acercó un poco más a mi con unos aires chulescos muy bien definidos. Extendió su mano derecha y observó como las gotas de lluvia le golpeaban.

- Verás Angel...aquí la vida - por llamar de alguna manera a esto que nos pasa - no es todo lo fácil que cabría esperar. No es fácil ni agradable que una persona tenga que soportar ver a alguien beber sangre, ya sea humana o de asquerosos animales que cualquiera aborrecería. Nuestro instinto está claro, pero tú no lo tienes presente, y a decir verdad, eres la única persona que conozco que aún cuestiona el por qué de su muerte y posterior renacimiento. Eres un ser increíble y creo que puedes ayudarme a lo que estoy intentando crear. No me juzgues por mis ropas o por el tono de mi voz. Estoy aquí para ayudar a todo el mundo.

- No te he juzgado - dije yo a continuación - simplemente me sorprende estar aquí en esta noche tan lluviosa hablando de ayudar, pero tengo una pregunta...¿ ayudar a quién?.
- A la gente Angel, a la gente...personas, animales, cosas...los vampiros somos unos seres realmente repugnantes pero, ¿ no te gustaría demostrar a la gente que se equivoca?.
- ¿ Qué quieres proponerme? No te andes por las ramas, como puedes comprobar, me estoy mojando, y tú también...
-Está bien...tengo a un puñado de vampiros bajo mis órdenes...están ahora mismo ocupados buscando a todo vampiro deseoso de hacer el mal. ¿La misión?, aniquilarlos a todos. ¿El precio? La muerte. ¿La recompensa? La redención. No está mal, el objetivo final es convivir pacíficamente con el resto del mundo...no esconderse más de nadie, y créeme, llevamos toda la eternidad escondiéndonos. Esto es una plaga, y nosotros tenemos que erradicarla...¿estás con nosotros?.

Miré al cielo, negro, como es normal en esta época del año...la sed me agobiaba, la idea era totalmente coherente pero, ¿ sus intenciones en realidad son buenas? Todo lo que me dice que hay que hacer sigue siendo matar, y moralmente no me gusta nada, pero a la larga puede ser la solución a todos estos problemas que nos agarran actualmente. Puede que haya un poco de luz en este tipo ante tanta oscuridad, y quiero formar parte de eesa luz.

- Sí, contar conmigo...

- Está bien, nos reuniremos mañana por la noche en esta misma azotea, te presentaré al resto del equipo. Hasta entonces, adiós.

El tipo saltó hacia abajo y desapareció en cuestión de segundos. Me quedé en silencio durante un buen rato. Después miré mi reloj. Las 21:55.

- Está a punto de llegar...

Fue cuestión de minutos llega a lo alto de un árbol, empapado, con sus hojas muertas cayendo lentamente, ante tanta oscuridad en una noche tan negra no es difícil pasar desapercibido aquí arriba. Frente a mi una luz se enciende a través de una ventana y una preciosa chica entra. LLevo todas las noches desde que ella me pidió que no volviera viniendo aquí. Aún ahora, esa belleza me sigue dejando con la boca cerrada y la mente en blanco. Siempre prometí que la protegería, y aún ahora que no está conmigo la protegeré igual. El amor de mi vida está delante mia y aunque no sea conmigo merece ser feliz, y yo conseguiré a toda costa que lo sea. Ojalá pudiera hablarla, pero me pidió que no lo hiciera.

Una sombra detrás mia, un silencio atronado, ni siquiera la lluvia hace ruido. Al darme la vuelta un puño duro como una roca golpea mi cara y salgo disparado, atravesando la ventana y empotrándome contra un armario...

CONTINUARÁ...

Relatos Vampíricos (Cap 1)


Sólo busco el calor de la noche, nada más me interesa...y he vivido mucho tiempo bajo la luz del día como para comprender que ya no la hago falta...ni ella a mi tampoco. He vuelto a despertar nocturno, y no hace demasiado tiempo que duermo algo más de la cuenta, pero el cansancio me puede, y la luz de las farolas reflejadas por la ventana de este cuchitril me acaban de decir que el Sol sigue sin ser mi amigo. Vuelve a enfocarme la oscuridad, oscuridad en la que llevo inmerso mucho tiempo ya, casi no recuerdo el por qué de mi "no existencia", pero ya me advirtieron..."esto no es fácil, pero es lo que tiene que ser, recuerda que ya no perteneces a este mundo"...Sí, eso lo recuerdo...

Me asomo por la ventana a hurtadillas y veo gente andando por las frias calles muy muy abrigada...yo no necesito nada de eso, hace tiempo que dejé de sentir...y sólo la recuerdo a ella...mis únicos momentos de calor nacen de mi memoria, y siempre, siempre prometí que te protegería, y aún de esta manera jamás he fallado ni un dia a la pequeña cita de salvarte la vida...Creo que así tengo el cielo ganado, pero ahora mismo me siento algo más abajo que en el infierno.

Y ahora me aguarda alguien que despertará mis sentidos y me hará saber como todas las noches que sólo estoy aquí para alimentarme, que alguien va a tener la desgracia de servirme de cena, pues mi cadena alimenticia corre por sus venas, y llevo bastante rato sediento...esta maldita oscuridad...¿ Por qué siempre despierto de esta manera?...LLevo varias noches deseando que esto solo sea un mal sueño, pero ya van demasiadas noches y no encuentro la salida por ningún lado y, debería empezar a acostumbrarme a esto..a esta oscuridad...

Suena el teléfono...

- ¿ Quién es?
- Hora de despertar campeón, él lleva rato esperándote.
- Oh, lo olvidé por completo, tengo que vestirme, dame 15 minutos, hasta ahora...

Cojo lo primero que encuentro y salgo disparado...

15 minutos después aguardo en el lugar de encuentro.

- Ey Angel ¿ Cómo va eso ?
- No demasiado bien, tengo los ojos algo cansados.
- No te preocupes, pasa a menudo, además, te acostumbrarás a estas jodidas gafas de Sol.
- A veces creo que estoy "demasiado acostumbrado".
- Ja! Me parto contigo...en fin, no perdamos más el tiempo, sígueme...ehm...hacia aquella azotea.

Un salto gigantesco nos hace aparecer en la azotea señalada en un segundo y al alzar al vista veo una sombra, alguien muy delgado, pero imponente, con una mirada perdida hacia ningún lado. Al sentir nuestra presencia él se gira y nos mira atentamente durante un buen rato. Encorbatado, gruñendo, mojado por las primeras gotas de lluvia que empiezan a asolar un poquito más la ya desolada imagen de esta ciudad.

- Está bien...¿ por qué estamos aquí?- pregunto algo impaciente.
- Te he estado observando...vagando solitario desde aquella noche fatídica, nutriendote de ratas al no tener el corazón tan negro como el resto de nosotros pero...quiero proponerte algo..

CONTINUARÁ...